lunes, 15 de mayo de 2017

¿Percepción o realidad?

Si los elementos de nuestra percepción son en sí mismo constructos mentales resultado de la mezcla de distintos factores como el interés, el placer, el tiempo, el humor, los conceptos, los prejuicios, las teorías, los recuerdos, etc., entonces, es claro que incluso aquellas cosas más básicas con las que contamos para emitir juicios sobre nuestro alrededor están siempre ya mediadas por nuestro cuerpo; por lo que nunca podemos estar enteramente seguros de la objetividad de nada de lo que creemos (y casi juramos) estar ciertos. 


Sin embargo, estos datos no son falsos, es decir, la persona que se siente fea o gorda o tonta o incapaz, independientemente de si intersubjetivamente le parece a otros ser gorda o fea o tonta o incapaz, efectivamente sí se siente de esa manera, por lo cuál ficción (entendida como los relatos que nos contamos a nosotros mismos y a los demás) y realidad (entendida de manera muy suelta como una especie de consenso entre aquellos con los que compartimos el espacio) se entrecruzan de maneras que es imposible separar. Una le da forma a la otra y viceversa.


Los datos de los sentidos comienzan a darle forma a la concepción de nuestro yo, pero también los datos de nuestro yo o nuestra conciencia le dan forma a la manera en cómo nos vemos, nos escuchamos o nos sentimos. La percepción es un peligro cuando se piensa como una certeza. Esta pieza intenta recordarnos cómo nunca podremos estar seguros de si la imagen que el espejo me regresa está en mi mente o en el espejo... es más probable que esté en ambos o, mejor dicho, que sea una especie de síntesis de toda la información que tengo a mi disposición, ya sea en forma de percepción, de sentimiento, así como de todos nuestros recuerdos.


La pieza está hecha a mano a través del modelado de pasta cerámica, posteriormente horneada y finalizada con pinturas metálicas acrílicas.

sábado, 5 de septiembre de 2015

El Gran Antiguo

Esta siguiente pieza es un pequeño homenaje a Howard Phillips Lovecraft y las deidades antiguas que aparecen en sus obras de terror, particularmente nuestro señor Cthulhu =P


La combinación de técnicas de bajo relieve y alto relieve se utilizan con el objetivo de dar la sensación de un emerger desde su hogar en R’lyeh a través de un portal que permite el cruce entre distintas dimensiones. 


El relieve fue realizado en arcilla y se enmarca en madera adornada con símbolos antiguos en pirograbado y pintura acrílica representando la lucha humana por mantener alejado al mal y dejarlo continuar su sueño eterno.




sábado, 15 de agosto de 2015

Escultura y Progreso

Llevo inscrito en el taller de escultura de la Unidad de Vinculación Artística (UVA) ya un tiempo. Al principio fue difícil, la iniciación para el profano en casi cualquier actividad está llena de topes en el camino; desde el desconocimiento casi total de los materiales y las herramientas, así como del proceso creativo del artista. Todo este recorrido es bastante oscuro y se camina a tientas, dudando de cada paso. Pero, como sucede con todo, si uno persiste, en algún momento, —que casi nunca podemos precisar exactamente cuando ocurrió—, algo hace click y somos capaces de crear una familiaridad con el oficio que nos permite comenzar a crear piezas tridimensionales con un poco más de habilidad.
Al final de cada ciclo, la UVA provee de un espacio para que podamos exhibir nuestras piezas. Además, la exposición de fin de ciclo, para ser montada, cuenta con la ayuda de curadores y artistas importantes como Yury Forero, que además imparte el curso, y Ander Azpiri, que además entiendo que colabora con las exposiciones del CCU de manera continua.
Aprovecharé este espacio para poner algunas de mis piezas. Con una breve, quizá, descripción.
La primera que llegó a exhibirse de las mías es la siguiente:

EL PROGRESO:

A partir de las ideas de Walter Benjamin —de donde surge gran parte de mi interés filosófico, como también inspiración para mis imágenes tridimensionales— nació esta pieza como figura alegórica del progreso. Una imagen del progreso que intentara combatir la idea tradicional del progreso que lo considera una mejoría automática, evolución en todo sentido y el cumplimiento de un Telos dado de antemano y prefigurado en la concepción del paraíso o la utopía. 


La alegoría, entonces, tenía que ser un tren, dado que ha sido desde hace mucho tiempo la imagen del progreso y el avance tecnológico. Pero este tren transitaría sobre rieles viejos y oxidados, estaría golpeado, despintado y maltratado; a su alrededor sólo habría desolación y muerte; y se dirigiría directo al abismo… Un progreso que mostrara su no tan radiante cara, que pusiera de relieve los sacrificios y los altos costos que se han pagado para alcanzarlo (contaminación ambiental, trabajo esclavo, abandono de la experiencia, etc.) Subidos en el tren del progreso nos deslumbran sus luces y nos ensordece el movimiento de sus motores. Disfrutando de la travesía, el paisaje se desdibuja, se hace difuso. Nos dejamos arrullar en el vaivén del desplazamiento sin darnos cuenta de quién nos lleva ni hacia dónde, sin reparar en la ruina que sucede afuera, la ruina que vamos dejando atrás. Confiamos en el boleto comprado de antemano sin saber que en lugar del paraíso que promete bien podría llevarnos hacia un abismo.



El tren está hecho de arcilla y los rieles no alcanzaron a entrar al horno por lo que una segunda versión —que no habría sido posible sin la ayuda de don Fernando Ramos fue hecha de madera y metal, quedando aun mejor que la original.
Para el momento de la exhibición, no pude ponerle color, pero éste fue añadido con pintura acrílica una vez retirada de la muestra de fin de ciclo.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Sobre la Unidad de Vinculación Artística y sus vicisitudes actuales


He sido parte de la comunidad de la Unidad de Vinculación Artística (UVA) desde hace dos ciclos, es decir, ya prácticamente un año; y en ese tiempo he llegado a apreciar los enormes beneficios que esta unidad le ofrece no sólo a la comunidad universitaria sino también a los habitantes de la unidad Tlatlelolco, y al público en general. 

En mi caso particular, me ha brindado la oportunidad de aprender cosas que de otra forma, por diversas razones, no me habría sido posible. Oportunidades de aprendizaje que se llevan a cabo a través de una enseñanza de calidad, de costos accesibles y de una comunidad entregada que no sólo enseña y aprende sino que también se integra a una nueva manera de vivir expresiones artísticas que antes no había estado a su alcance. 

Hace poco tiempo nos enteramos a través de nuestros maestros que el actual director del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) ha pedido la renuncia de Ignacio Plá quien tenemos entendido ha sido uno de los principales responsables de que este proyecto exista y se desarrolle de la manera en que lo ha venido haciendo.

El desconocimiento de las razones detrás de esta petición de renuncia junto con los cambios que se tengan planeados, los cuales ni siquiera se sabe en qué consisten, es lo que tiene a la comunidad de la UVA muy desconcertada, pues al menos en mi experiencia como alumno, por limitada y subjetiva que sea, la Unidad de Vinculación Artística parece estar a la altura de las expectativas. 

Y si las autoridades del CCUT no creen que la UVA esté haciendo mal las cosas y planean, como lo han anunciado, continuar con este proyecto de la misma forma en que se ha venido desarrollando, entonces la planeación de estos cambios y la petición de renuncia de aquellos responsables de su éxito tienen aún menos sentido. ¿Por qué arreglar aquello que no está roto?

A continuación anexo un documento elaborado por los mismos maestros de la UVA, quienes tienen un mayor conocimiento tanto del desarrollo de la UVA desde su nacimiento hasta ahora, como también de su situación actual.





A la comunidad de la UVA, a los vecinos de Tlatelolco,
a la comunidad artística, universitaria y a la opinión pública

La Unidad de Vinculación Artística (UVA) de la UNAM, ubicada en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) fue creada a principios del 2010 como una propuesta de espacio de vanguardia para la creación y producción artística interdisciplinaria de alto nivel, que busca ser una opción cultural y educativa tanto para los habitantes de la Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco como para alumnos de distintas zonas de la ciudad, interesados en iniciar o complementar su formación artística con maestros facilitadores de excelencia.

Su gestación, puesta en marcha y desarrollo ha estado desde sus inicios a cargo de Ignacio Plá y un equipo de artistas dispuestos a trabajar en pos de nuevas formas de educación y vinculación artística. Un equipo con gran entrega e imaginación al cual, nos hemos sumado poco a poco nosotros -artistas en activo- quienes hemos tenido el gusto de integrarnos como maestros.

Este quinto ciclo, la UVA cuenta con 1200 alumnos en 63 talleres libres semestrales de una extensa diversidad, además de haber organizado más de 20 talleres de especialización en artes, un festival internacional en dos emisiones y una serie de proyectos paralelos en franco crecimiento.

Evidente es para todos nosotros que la UVA, a pesar de su juventud, se encuentra viento en popa.

Es por ello que hemos quedado totalmente desconcertados cuando el mismo Ignacio Plá nos hizo saber que hace apenas unas semanas el actual director del CCUT, Jorge Jiménez Rentería, le solicitó su renuncia. ¿El diagnóstico en el que se basa esta decisión? ¿Las razones? No las sabemos.

Hemos solicitado formalmente y de la manera más atenta una explicación por parte del director del CCUT, y luego de varias semanas de espera, no ha habido una respuesta directa.

Se nos ha dicho que el proyecto de la UVA continuará en el camino que está ya trazado. ¿Por qué entonces solicitar la renuncia de la persona que en buena medida lo dotó del perfil que tiene actualmente? ¿Dos años son suficientes para evaluar la gestión de un proyecto educativo? Nosotros consideramos que no. Una decisión así y la forma en que ha sido instrumentada nos hace temer seriamente por la continuidad del propio proyecto. Ésta es la razón fundamental por la que hemos decidido compartir este hecho con la comunidad artística, universitaria, los habitantes de Tlatelolco y la opinión pública.

En el entendido que compartimos el interés por la educación artística y el desarrollo cultural de nuestro país, solicitamos urgentemente a las autoridades de Difusión Cultural de la UNAM un espacio para discutir con la Comunidad de la UVA la situación actual de este valioso espacio educativo, en aras de proteger y dar impulso a la UVA: un proyecto artístico-educativo único en su género en la UNAM y en el propio país.

Aprovechamos para invitar a las muestras y presentaciones de los talleres correspondientes al cierre del ciclo, los cuales tendrán lugar durante la próxima semana en la UVA.

Atte. Integrantes del cuerpo docente
Abraham Vallejo
Alejandro Gómez-Arias
Alfredo Mendoza
Alma Quintana
Arturo López Pío
Cecilia Sánchez Nava
Daniel Godínez Nivón (Río Abierto)
Diego Molina
Erik Preaño Muciño
Eugenia Vargas
Eulene Franzcelia
Fernando Vázquez Sánchez
Fernando Vigueras
Goretti Muñoz (Río Abierto)
Grupo Proyector
Iker Vicente
Juan Pablo Villa
Leika Mochán
Luis Enrique Estrada
Luis Manuel Pantoja
Marcela Romero
María Emilia Martínez
Martha Moreyra
Nohemí Espinosa
Paloma Márquez
Ricardo Peláez
Roxana Mendoza
Van-T
Victor E. Morales García
Yvonne Navas

México D.F. a 01 de diciembre de 2012

miércoles, 1 de agosto de 2012

Columbine: ¿De quién es la culpa?


Yo no tuve la fortuna de leer al momento lo que Marilyn Manson escribió sobre lo sucedido en la escuela de Littleton, sobre la cacería de brujas subsecuente, y lo que respondía a la maquina mediática que lo designó arbitrariamente la razón detrás de los tiroteos; culpable junto a los videojuegos, las películas y los libros. Toda forma de entretenimiento al que estos chicos recurrían fue señalado y puesto a juicio, práctica ahora acostumbrada y normal de la telecracia. Capaces de culpar de todo mal a una figura, ejercen su poder destructivo en contra del chivo expiatorio en turno. Lo tristemente paradójico, es que a pesar de culpar al entretenimiento, o mejor dicho, a ciertas formas de entretenimiento, al mismo tiempo, los medios, en tanto parte del show televisivo, convierten la tragedia ajena en una forma de entretenimiento a ser consumido, y en ese macabro proceso, convierten al espectador en cómplice de la mercantilización del dolor de los demás, en comprador del dolor hecho mercancía. Dolor que beneficia a los medios en sus ratings televisivos, en su tráfico de internet, pero que también beneficia a los políticos que señalan todo lo que está mal, que se solidarizan con las víctimas, que aprovechan para lanzar su plataforma que promete corregir todo aquello que permitió la tragedia; que beneficia a las iglesias que aprovechan para satanizar todo aquello, y recordarnos que la salvación está en la visita regular a tu parroquia y tu muy necesaria contribución monetaria. El sistema en su totalidad se beneficia porque al colgar culpas se restaura el orden y la tranquilidad de las buenas conciencias, se redirigen los odios reprimidos de la sociedad, no sólo permitiendo volver a la "normalidad", sino también creando una muy útil cortina de humo que desvía la atención de muchas contradicciones sociales que deberían estar en el centro mismo de los cuestionamientos.    

Yo no tuve la fortuna de leerlo entonces, sin embargo, lo encontré ahora que cobra tanta relevancia a la luz de un nuevo tiroteo, esta vez en un cine que estrenaba una película con uno de los iconos más importantes del mundo del cómic. Mas cerca del mundo del entretenimiento no se puede estar. Por eso es importante revisar lo que se dijo entonces, revisarlo de verdad, porque como lo mencionan personas que han estado muy cerca de estas tragedias, ellas se han vuelto tan comunes que el ciudadano promedio es capaz de casi científicamente predecir cuando llegarán los medios, cuánto tardarán en asignar culpas, cuánto tiempo pasara antes de que los oportunistas intenten capitalizar en la tragedia, cuánto tiempo tardarán en comenzar los intentos de debate sobre el control de armas, pero principalmente, y esto es lo más triste de todo, pueden predecir con precisión cuánto tardarán en olvidarlo, en seguir con sus vidas sin que absolutamente nada haya cambiado.

A continuación está la traducción al español de aquel texto de Marilyn Manson. Al final pueden encontrar la liga al texto original en inglés.

Columbine: ¿De quién es la culpa?

por Marilyn Manson

Es triste pensar que las primeras personas sobre la tierra no necesitaron libros, películas, juegos o música para inspirar el asesinato a sangre fría. El día que Caín le reventó los sesos a su hermano Abel, la única motivación que necesitó fue su propia disposición humana a la violencia. Ya sea que interpretemos la Biblia como literatura o como la palabra última del Dios que sea, el Cristianismo nos ha dado una imagen de la muerte y de la sexualidad sobre las que hemos basado nuestra cultura. En la mayoría de los hogares y alrededor de nuestros cuellos cuelga un hombre semidesnudo, y nosotros lo hemos dado por sentado toda nuestra vida. ¿Es un símbolo de esperanza o desesperanza? El asesinato/suicidio más famoso del mundo fue también el nacimiento del ícono de la muerte, el molde para la celebridad. Desafortunadamente, dentro de toda su inspiradora moral, en ningún lugar de los Evangelios se elogia a la inteligencia como virtud.

Mucha gente olvida o nunca se da cuenta que yo comencé mi banda como una crítica a esos mismos asuntos de desesperación e hipocresía. El nombre Marilyn Manson nunca ha celebrado el triste hecho de que América pone asesinos en las portadas de la revista Time, dándoles tanta fama como a nuestras estrellas de cine favoritas. Desde Jesse James hasta Charles Manson, los medios, desde su nacimiento, han convertido a los criminales en héroes populares. Ellos acaban de crear dos nuevos héroes cuando cubrieron las portadas de cada uno de los periódicos con las fotografías de esos idiotas de Dylan Klebold y Eric Harris. No se sorprendan si cada chico que molestan tiene dos nuevos ídolos.

Aplaudimos la creación de una bomba cuyo solo propósito es destruir a toda la humanidad, y crecimos viendo los sesos de nuestro presidente esparcidos sobre todo Texas. Los tiempos no se han hecho más violentos, simplemente se han vuelto más televisados. ¿Alguien piensa que hubo algo remotamente civil en la Guerra Civil? Si la televisión hubiera existido, podemos estar seguros que habrían estado ahí para cubrirlo, o quizá incluso participado en ella, como en la violenta persecución en auto de la Princesa Di.

Asquerosos buitres buscando cadáveres, explotando, jodiendo, filmando y sirviéndolo a nuestros hambrientos apetitos en una glotona muestra de estupidez humana sin fin.

Cuando se trata de encontrar al culpable por los homicidios de la escuela en Littleton, Colorado, lanza una piedra y le pegarás a algún culpable. Somos la gente que se sienta y tolera que niños tengan armas, y somos los que nos sintonizamos para observar los detalles al minuto de lo que hacen con ellas.

Creo que es terrible cuando alguien muere, especialmente si es alguien que conoces y amas. Pero lo más ofensivo es que cuando estas tragedias suceden, a la mayoría de la gente no les importan mucho más de lo que les importa el final de temporada de Friends o The Real World. Estaba atónito mientras observaba a los medios serpentear justo al centro de todo, sin perderse una sola lágrima, entrevistando a los padres de chicos muertos, televisando los funerales. Entonces vino la cacería de brujas.

El temor más grande del hombre es el caos. Era impensable que estos chicos no tuvieran una simple y clara razón para lo que hicieron. Así que se necesitaba un chivo expiatorio. Recuerdo haber escuchado los primeros reportes desde Littleton de que Harris y Klebold usaban maquillaje y se vestían como Marilyn Manson, a quien obviamente debían idolatrar ya que iban vestidos de negro. Claro, la especulación se intensificó para hacer de mí la imagen de todo lo que está mal en el mundo. Estos dos idiotas no usaban maquillaje y no iban vestidos como yo o como goths. Ya que la Media América no ha oído la música que sí escuchaban (KMFDM y Rammstein, entre otros), los medios escogieron algo que creyeron era similar.

Reporteros responsables han reportado con menos publicidad que Harris y Klebold no eran fans de Marylin Manson y que incluso odiaban mi música. Aún si fueran fans, eso no les da una excusa, ni significa que la culpa es de la música. ¿Acaso buscamos la inspiración de James Huberty cuando le disparó a la gente en McDonald’s? ¿Qué le gustaba ver a Timothy McVeigh? ¿Qué hay de David Koresh, Jim Jones? ¿Creen que el entretenimiento inspiró a Kip Kinkel o debemos culpar al hecho de que su padre le compró las armas que usó en los asesinatos de Springfield, Oregon? ¿Qué inspiró a Bill Clinton a explotar gente en Kosovo? ¿Fue algo que le dijo Monica Lewinsky? ¿Acaso matar no es matar, sin importar si es en Vietnam o Jonesboro, Arkansas? ¿Por qué justificamos uno sólo porque parece ser por las razones adecuadas? ¿Debería alguna vez haber una razón adecuada? ¿Si un chico es suficientemente mayor para manejar un auto o comprar un arma, no es lo suficientemente mayor para ser considerado responsable de lo que hace con su carro o su arma? ¿O si es un adolescente, deberíamos culpar a alguien más ya que él no es tan ilustrado como una persona de 18 años?

A América le encanta encontrar a un ícono al cual colgarle su culpa, pero, ciertamente, he asumido el rol del Anticristo; soy la voz de la individualidad de los Noventas, y la gente tiende a asociar a cualquiera que luzca y se comporte de manera distinta con actividades ilegales o inmorales. En el fondo, la mayoría de adultos odian a la gente que va a contracorriente. Es gracioso que la gente sea suficientemente ingenua como para olvidarse de Elvis, Jim Morrison y Ozzie tan rápidamente. Todos ellos fueron sujetos a los mismos argumentos milenarios, al escrutinio y prejuicio. Yo escribí una canción llamada “Lunchbox” (lonchera) y algunos reporteros la han interpretado como una canción sobre armas. Irónicamente, la canción habla sobre mi lonchera de Kiss que usé como arma en el patio del recreo para defenderme de los que me molestaban. En 1979, se prohibieron las loncheras de metal porque se consideraban armas peligrosas en las manos de delincuentes.

También escribí una canción llamada “Get your Gunn”. El título lleva dos enes porque la canción es una reacción al asesinato del Dr. David Gunn, quien fue asesinado en Florida por activistas pro-vida mientras yo vivía ahí. Esa fue la más grande hipocresía que atestigüé de niño: que estas personas mataron a alguien en el nombre de ser “pro-vida”.

Los mensajes en cierto grado positivos de estas canciones son los que los sensacionalistas usualmente malinterpretan como promotores de las cosas mismas que estoy censurando. Ahora, todos están pensando como pueden prevenirse cosas como las de Littleton. ¿Cómo se previene el SIDA, la guerra mundial, la depresión, los accidentes automovilísticos? Vivimos en un país libre, pero con esa libertad viene una carga de responsabilidad personal. En lugar de enseñar a un niño lo que es moral e inmoral, bueno y malo; podemos, primero que nada, establecer cuales son las leyes que nos gobiernan. Siempre puedes escapar del infierno no creyendo en él, pero no puedes escapar de la muerte y no puedes escapar de la prisión.

No es sorpresa que los niños estén creciendo más cínicos, pues tienen mucha información frente a ellos. Pueden ver que están viviendo en un mundo que está hecho de mentiras. En el pasado, existía la idea de que podías huir y comenzar algo mejor, pero ahora América se ha convertido en una gran plaza, y debido al Internet y a toda la tecnología que tenemos no hay a donde correr. La gente es igual en todos lados. A veces la música, las películas y los libros son las únicas cosas que nos dejan sentir que alguien más se siente como nosotros. Siempre he intentado hacerle saber a la gente que está bien, o incluso mejor, si no te integras al programa. Usa tu imaginación, si un geek de Ohio puede convertirse en alguien, ¿por qué no podría cualquiera con voluntad y creatividad?

Decidí no participar en el frenesí mediático para defenderme, a pesar de que me rogaban aparecer en cada uno de los programas de TV que existen. No quise contribuir con esos reporteros busca-fama y oportunistas que buscan llenar sus iglesias o ser electos gracias a sus acusaciones santurronas. ¿Quieren culpar al entretenimiento? ¿Acaso no es la religión el primer entretenimiento verdadero? Gente en disfraces que canta canciones y dedica sus vidas al fanatismo eterno. Todos estarán de acuerdo que nada fue más entretenido que Clinton disparando su verga y luego sus bombas en auténtica forma política. Y las noticias… eso es obvio. ¿Así que el culpable es el entretenimiento? Me gustaría que los comentaristas de los medios se preguntaran a sí mismos, por qué su cobertura del evento fue un entretenimiento de lo más grotesco que cualquiera de nosotros haya visto.

Creo que la Asociación Nacional del Rifle (NRA) es demasiado poderosa para ser atacada, por lo que la mayoría de la gente escoge Doom, The Basketball Diaries o a un servidor. Este tipo de controversia no me ayuda a vender discos o boletos, y no quisiera que lo hiciera. Soy un artista controversial, uno que se atreve a dar una opinión y se molesta en crear música y videos que desafíen las ideas de la gente en un mundo diluido y hueco. En mi trabajo examino la América en la que vivimos, y siempre he intentado mostrar a la gente que el demonio al que culpamos de nuestras atrocidades es realmente cada uno de nosotros. Así que no esperen que el fin del mundo llegue inadvertidamente un día. Ha venido sucediendo cada día desde hace mucho tiempo.

MARILYN MANSON
(28 de Mayo de 1999)


Original en inglés:  "Columbine: Whose Fault Is It"

jueves, 28 de junio de 2012

UN CIERRE DE CAMPAÑA

Ayer miércoles 27 de Junio fue el cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador y dada la situación que vivimos y el peligro inminente en el que nos encontramos -tanto si continúan los años de sangre del PAN, las víctimas de su narcoguerra sin sentido, sin planeación y sin dirección, como también si regresa el PRI y su intolerancia, su represión y su guerra sucia- no podemos sino ansiar un cambio, como dice AMLO: un cambio verdadero.

Mucha gente vio la victoria del PAN en el 2000 con alegría y con esperanza. Los tiempos del PRI habían acabado y una nueva era de democracia y libertad se avecinaba. Todo parecía mucho más verde en el futuro, pero Fox no supo hacer nada más, ni siquiera se preocupó por nada más que ganar la elección. Fox fue el mejor candidato, pues era dicharachero, parecía carismático, era una imagen perfecta del cambio, de la unión de todos contra el PRI, del cambio. Y eso resultó: una imagen, vacía por dentro, total ignorancia adornada con dichos y vacas; verborrea con botas y sombrero. La imagen del cambio fue sólo una ilusión, ese no era verdadero cambio, era sólo otro hombre, otro nombre, pero la situación concreta no era demasiado diferente para la mayoría de ciudadanos, al menos no en otra cosa que no fuera la pena ajena por aquel hombre que sabía tan poco y que, a pesar de ello, hablaba tanto. Pena ajena que poco a poco se convirtió en pena propia, porque ante el mundo se suponía que ese sujeto representaba a México. Pena propia por haber votado por él, por haber dejado que llegara, por haber creído que era posible vivir algo distinto. En otra ocasión será, pensamos. Al menos, sacamos al PRI, y con ello ganamos nuestra democracia.

El 2006 nos dio otro duro golpe a nuestra ilusión de cambio. Resultó que nada había cambiado, que todo era mentira. No había cambiado nada y eso ya todos lo sabíamos, pero Calderón nos mostró que ni siquiera habíamos ganado nuestra democracia. Todo fue un engaño. Lo único que era distinto era el cinismo con el que se trató todo. Todo mundo sabía que era un robo y no les importó, ni siquiera se esforzaron en ocultar nada, aparentemente la libertad de expresión que se consiguió también quería decir que los gobernante tenían la libertad de decir "les robé y les mentí" abiertamente sin consecuencia alguna; las instituciones supuestamente encargadas de garantizar la transparencia y con ello tranquilizar a los ciudadanos, dijeron "no vamos a hacerles caso y háganle cómo quieran" y por ello queremos bonos extraordinarios. ¿En qué podíamos creer? ¿Había esperanza? 

Gran parte de la gente comenzó a actuar como si no hubiera opción. Pensaban que lo habíamos intentado, que experimentamos otra cosa y falló, así que era mejor que regresara el PRI, pues ellos "robaban, pero salpicaban", si todo da lo mismo entonces no tenía sentido votar por alguien más. Muchos otros no creían esto, pero la abrumadora certeza imaginaria del inminente regreso del PRI mantenía a casi todos en la parálisis. Pero, como señaló Paco Ignacio Taibo II, unos estudiantes encendieron la mecha, le mostraron a la gente lo que se tenía que hacer y guiaron a la ciudadanía por ese maravilloso camino de la rebeldía y, con ello, devolvieron la esperanza.


Las expresiones de rechazo al candidato del PRI fueron algo sin precedente, las marchas en su contra fueron multitudinarias y nos enseñaron que quizá no todo estaba perdido, que algo podía hacerse. Que no seríamos engañados de nuevo por la imagen tele-creada, que la esperanza no sería aplastada por sus encuestas manipuladas, por la coronación anticipada que los "analistas" ya han realizado en Peña Nieto.


Este anuncio descarado de la supuesta victoria de un candidato y todo el esfuerzo puesto en la implantación de la victoria de un candidato no es casual. Televisa y el PRI son antiguos amantes que después de algunas aventuras se han vuelto a encontrar y reaniman su tórrido romance, haciendo todo lo posible por mantenerlo oculto. Pero no es secreto, siempre lo supimos, y ahora, gracias a "The Guardian", todo el mundo lo sabe. Matrimonio del político y la artista. Matrimonio del partido y la televisora.  


Y no se trata simplemente de saber la profunda conexión de Peña Nieto con Televisa, sino ser conscientes de lo que el candidato represente, de la memoria pasada de los años del PRI, y de la memoria reciente del gobierno de Peña Nieto.




Esta es la situación que permite un cierre de campaña capaz de juntar a personas de la tercera edad que marchaban desde el Ángel, a gente que venía del interior de la república. A familias enteras que se reunían a escuchar una vez más la propuesta de un proyecto alternativo, a creer una vez más en la posibilidad del cambio, en un mejor futuro.





Es la situación que permite juntar en ese mismo lugar a activistas sin partido, a jóvenes preocupados por la continuación del PRI-AN en el poder, unidos para evitar que continúe el derramamiento de sangre, la represión o como dijo en una marcha el líder de los de Atenco, para "evitar que esa bestia llegue al poder". Unidos por el hartazgo y marchando juntos porque, como se gritaba una y otra vez, "el pueblo se cansa de tanta pinche tranza". 






Para muchos, esa esperanza que se vislumbra está en el candidato que ayer cerró frente a un abarrotado Zócalo de la ciudad de México, para muchos otros está en la organización ciudadana, cuyo primer objetivo es impedir el regreso del PRI y la continuación del PAN, que para el caso son increíblemente similares. Objetivos que ayer coincidieron en un mismo lugar, ante un candidato a la presidencia que repetía justamente que el motor del cambio es la gente, el pueblo. De una u otra forma, eso fue lo que vi ayer: esperanza.

martes, 31 de enero de 2012

Tenemos que hablar de Kevin

Recientemente vi la película que aquí en México se intituló “Tenemos que hablar de Kevin”. Su título original en inglés, “We need to talk about Kevin”, junto con la usual sinonimia entre las palabras del español “tenemos” y “debemos” nos permitiría normalmente darle el título al que ya hicimos referencia, sin embargo, el inglés podría sugerir que no se trata de tener que hablar de Kevin (eso parecería indicar que no nos es posible escapar de ello) sino que debemos hacerlo. 
Por otro lado, el título en español puede también quedar perfecto si pensamos que hablar de Kevin es de una importancia tal que estamos forzados a hacerlo. “Tenemos que hablar de Kevin”, debemos hablar de la película, pero también tenemos que hablar de Kevin, el joven, de la relación con su madre, debemos pensar en muchos otros que son o pudieran llegar a ser él, pensar en nuestras propias relaciones intersubjetivas.
Pero antes que nada, quisiera hacer referencia a la estructura de la película, la forma en que nos es presentada. Los primeros cuadros, lo primero que vemos es el rojo de unos tomates; y casi de inmediato reconocemos la famosa “tomatina” que se lleva a cabo en diversas partes de Europa, y principalmente en el municipio de Buñol en Valencia. Los sentimientos que transmiten esas imágenes, independientemente de lo que pensemos o sintamos con respecto de la tomatina, son de alegría, la tomatina es una fiesta.
Esa feliz secuencia se ve interrumpida por el despertar. La tomatina no era sino un sueño, quizá un recuerdo; la alegría abre paso a la depresión de la realidad, al dolor de la vigilia. Efectivamente, Eva Katchadourian, el personaje encarnado por Tilda Swinton, despierta de su sueño y encuentra el exterior de su casa vandalizado por otro rojo que nada tiene que ver con el de su sueño o memoria.
Eventualmente, en breves destellos la película nos deja saber que ocurrió algo terrible, noción que se ve reforzada por hechos que ocurren en el “presente” –como el desprecio que sienten por Eva la mayoría de personajes con los que ella interactúa e incluso las agresiones que ésta sufre por ese “algo” que ocurrió–. Esto es lo maravilloso de la película: estos flashes del “pasado” no son solamente para la audiencia, son recuerdos que llegan a la mente de Eva y que la atormentan de la misma forma que nos atormenta a todos la contemplación mental de nuestros errores pasados. Claro que no pretendo comparar nuestra situación o remordimientos con los que ella vive, sino comparar nuestros aparatos psíquicos, a veces tan fantásticos, a veces tan crueles. 
Durante las casi dos horas que dura la película somos Eva, vivimos lo que ella vive; re-vivimos lo que ella re-vive. O, en otras palabras: por casi dos horas, nuestro tiempo y el de Eva se hacen uno y nos desplazamos en su presente, pero siempre atrapados en su pasado y lo que pudo ser, lo que quisiéramos cambiar, lo que deseamos nunca haber hecho. Y esta es nuestra verdadera tragedia conjunta: desde el principio de la película sabemos que algo ocurrió, ya ocurrió, y nada de lo que veamos a continuación puede cambiarlo, al menos no en la manera en que desearíamos cambiarlo, es decir, evitándolo. La película es una angustia total en ese sentido; pues no importa cuantos destellos de esperanza creamos observar en la relación de Eva y Kevin, entre su dinámica de madre e hijo, sabemos que por alguna u otra razón esa esperanza va a esfumarse, lo que no hace sino aumentar el desasosiego en el espectador que siente que no sólo sabe que algo salió mal, sino que está a punto de verlo. Este es un rompecabezas que ya sabemos cómo se resuelve, o mejor dicho, que sabemos que nunca se resuelve. No en el presente que nos ofrecen, no en el pasado que Eva ya no vive, sino que sólo ensueña.
Este es uno de esos casos, si se permite el cliché, en dónde forma es fondo; la película es así porque así también es la vida y así también es la mente. Insertos en la vorágine de la cotidianidad, calcular todas las consecuencias de nuestros actos es imposible, no sólo porque lo habitual nos envuelve en un velo que no nos permite ver y que –como piensa un muy joven Kevin­– nos acostumbra incluso a aquello que no nos gusta, sino también porque no contamos con toda la información; como en aquel cuento de Michael Ende, donde una especie de genio maligno reimaginado nos muestra que aunque creemos tomar decisiones informadas, en realidad no contamos con toda la información, y a veces con ninguna. Sin embargo –y he aquí la importancia del título y de la reflexión que llevan a cabo tanto Eva como Kevin, cada uno por su lado–, debemos hablar de las cosas, debemos pensarlas y debemos someterlas a examen incansablemente. Estamos tan absortos en vivir la vida, que no reparamos en cómo la estamos viviendo y no advertimos las señales de alarma que nos envían aquellos más cercanos a nosotros, no reparamos en el papel que jugamos en la destrucción sistemática de aquellos que amamos. La cinta ha tenido tanto éxito quizá por esto mismo, por el súbito descubrimiento de la maldad de la que somos capaces, o quizá por lo emocionalmente poderosas que resultan las imágenes de la película y que no nos permiten escondernos en aquella cotidianidad, que nos enfrentan sin miramientos a nuestra responsabilidad, y que nos hacen muy conscientes de nuestra inclinación por la competencia, por la violencia, por el antagonismo extremo y por la escalada en los enfrentamientos. Y nuestra capacidad para ello es tal, que no nos damos cuenta del momento en que nuestros seres más amados: nuestros padres, nuestros hijos, nuestros compañeros de vida, se convirtieron en el enemigo que debe ser aniquilado.
La importancia de tomar un momento para considerar a los demás es de esa magnitud; para poder evitar la tragedia, para al menos intentarlo antes de que suceda, antes de herir a los que nos rodean, ya sea con afiladas flechas o con palabras de desprecio; con líquidos destapa-caños o con la indiferencia y el descuido de las necesidades del otro.
Pero no todo es culpa de Eva, y por ello creo que la necesidad de hablar de Kevin es de todos, pues gran parte de la dinámica dentro de la cuál desarrollamos nuestras relaciones sociales depende de la sociedad misma dentro de la que vivimos y que nos ha enseñado a ser lo que somos. Ya decía Kafka en su Carta al padre que él sabía que su papá era alguien genial, todos lo amaban con razón; todos menos él, pues ambos, padre e hijo, tenían un papel que representar y ese papel incluía la exigencia de odiarse mutuamente, de hacerlo difícil para el otro. El sistema bajo el que vivían les asignaba los roles que debían desempeñar y su labor únicamente residía en representarlo a la perfección. “Bajo diferentes circunstancias habríamos sido grandes amigos” decía Franz.
La película nos hace reflexionar en la abisal responsabilidad de los padres y de todo aquél que toca la vida de un niño. El papel de Eva en el camino que recorre Kevin, en lo que eventualmente se convierte, no es pequeño; sin embargo, la relativa facilidad con la que uno puede descomponer a otro asusta y asusta mucho. En el cine, durante la película, cada vez que Kevin mostraba su todavía infantil pero ya talentosa habilidad para maquinar nuevas formas con las cuáles atormentar a su madre, gran parte de la audiencia reía, y es que en verdad no es tan fácil como podría parecer no reír ante las ocurrencias del pequeño; sin embargo, el ojo y el cuyo de Celie o las olimpiadas de la muerte en su escuela a nadie le parecen graciosas, pero para entonces es demasiado tarde; demasiado tarde para sus padres, su hermana y sus compañeros, es demasiado tarde para él.
La libertad –como afirmaba Nietzsche– es una fruta envenenada; somos libres de hacer, pero debemos hacernos responsables no sólo de aquello que hacemos, sino también de todo aquello que elegimos no hacer; y por eso tenemos que hablar de Kevin.