lunes, 15 de mayo de 2017

¿Percepción o realidad?

Si los elementos de nuestra percepción son en sí mismo constructos mentales resultado de la mezcla de distintos factores como el interés, el placer, el tiempo, el humor, los conceptos, los prejuicios, las teorías, los recuerdos, etc., entonces, es claro que incluso aquellas cosas más básicas con las que contamos para emitir juicios sobre nuestro alrededor están siempre ya mediadas por nuestro cuerpo; por lo que nunca podemos estar enteramente seguros de la objetividad de nada de lo que creemos (y casi juramos) estar ciertos. 


Sin embargo, estos datos no son falsos, es decir, la persona que se siente fea o gorda o tonta o incapaz, independientemente de si intersubjetivamente le parece a otros ser gorda o fea o tonta o incapaz, efectivamente sí se siente de esa manera, por lo cuál ficción (entendida como los relatos que nos contamos a nosotros mismos y a los demás) y realidad (entendida de manera muy suelta como una especie de consenso entre aquellos con los que compartimos el espacio) se entrecruzan de maneras que es imposible separar. Una le da forma a la otra y viceversa.


Los datos de los sentidos comienzan a darle forma a la concepción de nuestro yo, pero también los datos de nuestro yo o nuestra conciencia le dan forma a la manera en cómo nos vemos, nos escuchamos o nos sentimos. La percepción es un peligro cuando se piensa como una certeza. Esta pieza intenta recordarnos cómo nunca podremos estar seguros de si la imagen que el espejo me regresa está en mi mente o en el espejo... es más probable que esté en ambos o, mejor dicho, que sea una especie de síntesis de toda la información que tengo a mi disposición, ya sea en forma de percepción, de sentimiento, así como de todos nuestros recuerdos.


La pieza está hecha a mano a través del modelado de pasta cerámica, posteriormente horneada y finalizada con pinturas metálicas acrílicas.